29 de junio de 2008

Una Curva en la Rotonteria de Hermigua

El 15 del presente mes de abril expresé mi opinión crítica con la travesía de Hermigua en el periódico “El Día” y en el digital www.gomeraverde.com. Mi agradecimiento por su publicación. Me oponía al proyecto para el ensanchamiento de esa carretera de principios del siglo pasado, plagándola de amplias rotondas innecesarias. Una auténtica “rotontería” para encandilar al personal, cuando raramente coincidirán al mismo tiempo dos automóviles en una misma rotonda. Me oponía por el desmesurado coste del proyecto. Me oponía porque, por las características del terreno y si no se cuelgan del cielo, se precisan enormes muros que serán despeñaderos mortales, con ingentes cantidades de material de relleno que se ha de buscar y transportar. Me oponía porque se expropian forzosamente viviendas cuya demolición hubiera podido evitarse. Me oponía porque no se eliminan todos los estrechamientos, que mañana podrán volver a producir atascos. Me oponía porque, en un pueblo agrícola, no facilita el acceso a otros terrenos de cultivo. Me oponía porque no hace innecesarias las estaciones de bombeo de aguas fecales. Me oponía porque no se aprovecha suficientemente para encauzar el barranco. Me oponía porque hay alternativas más económicas, útiles y beneficiosas, que carecen de estos inconvenientes. Me oponía y me opongo, en definitiva, porque pienso que ese oneroso proyecto es un bodrio que puede perjudicar y aniquilar lo que queda del pueblo de Hermigua, antaño floreciente.

Lo que me motivó a expresar públicamente mi oposición fue el interés inusitado del presidente del Cabildo por el comienzo de las obras.

Para acuciar aún más, el insigne político gomero Julio Cruz (que se pasea por Alajeró, trabaja en el Parlamento de Canarias y vive en San Sebastián de La Gomera, en el chalet que edificó sobre un terreno por donde iba a pasar una calle que no pasa), acaba de pedir explicaciones sobre el asunto al consejero de Obras Públicas del Gobierno de Canarias.

Ese mismo día 15 y en el mismo periódico, el Sr. Curbelo vuelve a insistir otra vez más, en nombre del Cabildo, para urgir al Gobierno canario a “iniciar de inmediato las obras”, ahora apoyado por el vicepresidente, Gregorio Medina, que aclara que tiene financiación estatal, y se incluye en el Convenio de Carreteras Canarias-Estado. ¡Como si las perras que maneja Zapatero no fueran nuestras también!

Curbelo, o el que le escribe, advierte o amenaza “de que el retrazo en el comienzo de las obras puede motivar una subida del precio”, que era de 30,6 millones de euros en 2005. ¿Aún más cara, Sr.? ¡Vaya tela! ¿O acaso quiere decirnos que la obra se puede quedar a medias?

En ese escrito se dice, con toda lógica si no existiera otra alternativa mejor, que esa travesía beneficia a los municipios de Hermigua, Agulo y Vallehermoso, y que se pone especial énfasis “en la modificación de las curvas, para reducir su peligrosidad”.

En efecto, se modifica una curva. Una única curva, muy suave (el burro la trazó al galope) y sin peligrosidad alguna. Se trata de esa curva frente a la farmacia y el Centro de Salud que, para modificar su trazado, tiene la “bondad” de destruir gran parte de un pequeño y lindo parque. Existían otras dos curvas, una en La Vecindad, frente al colegio Mario L’ermet, y otra frente a la iglesia de La Encarnación, cuyas obras de ensanche y variación de trazado ya hace muchos años que han sido realizadas.

¡Menuda vaquita esta de la travesía de Hermigua para arrasar el pueblo con un enorme ubre de 30,6 millones de euros y con posibilidad de mancarse por el retraso! No sé porqué tengo el presentimiento de que, al ordeñarla, de alguna de sus tetas puede manar una escamoteable leche incolora. ¿Qué teta es esa? ¿Estará en ella el interés desmedido y reiterado del Sr. Curbelo y sus acólitos en urgir insistentemente el comienzo inmediato de las obras?

Amalahuigue

amalahuigue@gmail.com

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