14 de julio de 2009

Travesuras en la Travesía de Hermigua


Podría pensarse que en décadas de “ardua lucha” de los alcaldes y la población recesiva del Norte de La Gomera, acompañados por don Gregorio Medina desde el Cabildo, con su presidente don Casimiro Curbelo, cabeza visible al frente de todo y para todo, después de haberse culminado las remodelaciones de las carreteras del Sur de la Isla se ha ido logrando el Acondicionamiento de la carretera TF-711 de San Sebastián de La Gomera a Vallehermoso paso a paso, proyecto a proyecto y trozo a trozo, construyéndose unos sinuosos túneles absurdos o desestimándose otros importantísimos para el sempiterno “desarrollo” norteño. Curiosamente, el último tramo en acometerse es el de la Travesía de Hermigua entre los kilómetros 18,7 y 22,5, o sea, entre El Cabo y La Castellana a lo largo de 3.800 metros, que afecta a todos los vecinos del Norte de la Isla.

Lo cierto es que, desde San Sebastián de La Gomera, durante más de 30 años el Cabildo no se ha interesado mucho por los pueblos del Norte de la Isla, aparte de comprar dos escobas para conseguir cuatro votos para el partido gobernante, con el apoyo de los respectivos Ayuntamientos correligionarios. Posiblemente, el principal responsable de la marginación a que el 7-7-2009 aludía en “El Día” el esposo de Nieves y alcalde de Agulo, don Néstor López, sea el presidente del Cabildo junto con los alcaldes, alcaldesas y alcaldadas de Hermigua, Agulo y Vallehermoso. Todos ellos mirándose su ombliguito, mientras la población norteña, a escobazos de subvenciones clientelares, va camino de descender hacia los 4.140 vecinos que, según Viera y Clavijo y sin contar con Chipude, había a mitad del siglo XVIII. Dijo entonces el historiador que “si Hermigua tuviese aceite y más trigo, no necesitarían sus habitantes de nada forastero para la comodidad de la vida”.

El pasado 30 de Junio de 2009, la Consejería de Obras Públicas y Transportes en una nota de prensa informaba que, a propuesta del consejero don Juan Ramón Hernández, “el Gobierno de Canarias aprueba la urgente expropiación forzosa para ejecutar la Travesía de Hermigua”.

Se dice textualmente en esa nota de prensa que el “proyecto respeta el trazado actual de la vía frente a la alternativa de realizar una variante por las márgenes del barranco”, y añade que el “motivo es la necesidad de defender el comercio existente y potenciar la aparición de nuevos establecimientos con la finalidad manifiesta de que la ejecución de la travesía no resuelva solamente un problema de transporte sino que se convierta en motor de desarrollo de la población”. Y yo me pregunto… ¿Qué comercio es el que queda ya en este pueblo? ¿Dos bares, media panadería, un colmado y tres apartamentos de turismo rural, pueden decidir el abandono de otra alternativa por el margen del barranco, muchisimo más económica, útil, beneficiosa socialmente y que soluciona mejor los actuales problemas circulatorios? ¿O acaso lo del “motor de desarrollo de la población” es exclusivo de la peor opción elegida, triplicando el costo? Esto es una travesura, porque un comercio prácticamente inexistente en Hermigua no debería decidir el trazado de la Travesía que afecta a todo el Norte insular.

No me creo nada de esto, como parece que no le creyó el diputado regional don Julio Cruz en noviembre de 2008 al consejero, Sr. Hernández, cuando este le dijo que ya “se había ejecutado la tercera parte” de la obra total prevista inicialmente del proyecto de la Travesía de Hermigua, unos meses después de haberse iniciado. ¿Sería una travesura más esa afirmación del consejero? ¿Realmente ya estaba ejecutado un tercio?

La clave está en las informaciones al periódico “El Día” el 18 de noviembre de 2001 del entonces alcalde de Hermigua y diputado regional don José Ramón Mora, donde se dice que “el Plan General de Ordenación Urbana de Hermigua, (entonces) en fase de redacción, recoge la futura obra planteando la mejora general de la actual travesía mediante la ampliación de su anchura”, y la propina de una pequeña variante en la parte baja en torno a la cual, aseguraba, “se desarrollará el futuro núcleo central del municipio". Si añadimos la pretensión de separar la carretera del edificio consistorial mediante una explanada mitinera y una rambla que vuele sobre el Campo de Futbol aunque se destruya parcialmente algún parque o plaza pública, es evidente que fue el Plan General de Ordenación Urbana el que constriñó el trazado de la Travesía con su ensanche rotondero de la vía actual, sobre un enorme muro de piedra que será un despeñadero a lo largo de todo el pueblo y desechando lamentablemente la opción más fácil del margen del barranco, con su encausamiento, su solución de captación de aguas residuales y el acceso a viviendas y tierras de cultivo fértiles, actualmente aisladas, que terminarán en el abandono. Esta pretendida Travesía de Hermigua, no es otra cosa que la travesura de ese Plan travieso, un Plan de Ordenación Urbana funesto y pernicioso para el interés general del pueblo, al que hay que “echarle de comer aparte”.

Parece ser que en 2001 se pensaba, según el Sr. Mora, que la obra sería financiada por la Comunidad Autónoma de Canarias “conjuntamente con el Cabildo de La Gomera, del mismo modo que las denominadas Acceso a La Lomada y Acceso al Nuevo Hospital Insular”, que formaban parte del Plan Sectorial de Nuevas Infraestructuras Viarias de la Isla. Sin embargo, el Cabildo se libró de invertir nuestros dineros suyos en la Travesía de Hermigua porque ésta, a principios de 2006, se incluyó en el Convenio de colaboración entre la Administración General del Estado y el Gobierno de Canarias, por el cual el Estado Español se comprometía a invertir durante una docena de años en 60 proyectos de carreteras de titularidad autonómica. En concreto, en los 28 proyectos del Anejo II, del que forma parte dicha Travesía, se invierten 1.858,78 millones de euros en obras y 288 en expropiaciones, dotados en el capítulo 7 del presupuesto de gastos del Ministerio de Fomento. A la obra de la Travesía de Hermigua se asignó la suculenta cantidad de 30,6 millones de euros además de los 4,74 millones que, proporcionalmente, deberían corresponderle para los 44.451 metros cuadrados de las 194 fincas expropiadas. O sea, por cada metro cuadrado expropiado en la Travesía de Hermigua, el Estado aportaría, en promedio, hasta 688,4 euros para las empresas constructoras y el 15,5 % de esta cantidad, es decir, hasta 106,7 euros para los titulares de las fincas. ¿No será una travesura que la Secretaría General Técnica de la Consejería de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias ofrezca “precios justos” irrisorios de un par de euros después de la firma “a ojos cerrados” de las Actas de Ocupación y al amparo de una Ley dictatorial de mitad del siglo pasado?

Tras ser adjudicada en mayo de 2007 la Travesía encorsetada por el Plan General de Ordenación, se evidenció la dificultad de la construcción de los muros sin la ocupación de una franja bajo los mismos donde puedan operar los obreros y la maquinaria, por lo que se procedió a un Modificado del proyecto inicial ampliando las expropiaciones en 102 fincas, ninguna del polígono 17, y con una superficie total de 13.142 metros cuadrados. Como consecuencia de una reunión entre el Cabildo, los Ayuntamientos de Hermigua, Agulo, Vallehermoso y la Dirección General de Infraestructura Viaria y con el fin de desviar el tránsito de forma que el normal desarrollo de los trabajos afectase lo menos posible a la fluidez del tráfico a su paso por la travesía, el Cabildo gomero solicitó el 27 de noviembre de 2007 la inclusión en el Proyecto de Modificado de la Travesía de Hermigua, el de la Prolongación de la Pista de Las Poyatas, de titularidad municipal, para conectar con la carretera de la Comunidad Autónoma TF-711 en el punto kilométrico 17,9, fuera del tramo de la Travesia entre los kilómetros 18,7 y 22,5, que el consejero autorizó y aprobó en los meses de mayo y noviembre de 2008, respectivamente.

En efecto, en el BOC núm. 52, de 17 de marzo de 2009, se somete a información pública el expediente de expropiación forzosa de los bienes y derechos afectados por la ejecución del proyecto de Modificado nº 1 de la Travesía de Hermigua. En él se incluyen, además de las 102 fincas del modificado propiamente dicho, 20 fincas del proyecto de Prolongación de la Pista de Las Poyatas en el polígono 17, con una superficie de 12.541 metros cuadrados y que no forma parte del citado Convenio de colaboración, así como otro proyecto eléctrico de una línea de alta tensión para la iluminación de túneles en San Sebastián de La Gomera. Los errores de omisión del término municipal se subsanan solo parcialmente en el BOC núm. 64, de 2 de abril de 2009, ya que en él se omiten las 102 fincas del verdadero proyecto de Modificado nº 1 de la Travesía de Hermigua, para las cuales tampoco constaba el término municipal en el BOC núm. 52 en el que fueron publicadas.

Con este cúmulo de irregularidades, se desemboca en la urgente ocupación declarada en el Decreto 90/2009, de 30 de junio, y que se publica en el BOC núm. 131, de 8 de julio de 2009, por el que, tras inadmitir por extemporánea, la única alegación que se refería al proyecto de Prolongación de la Pista de Las Poyatas, se desafectan las 10 fincas del proyecto de la Línea de Alta Tensión para Iluminación de Túneles ubicadas en el término municipal de San Sebastián de La Gomera, “al no ser necesaria su expropiación”, y la sustitución de la expropiación forzosa por una ocupación temporal de dos fincas del proyecto de Modificado nº 1 de la Travesía, pudiendo sustituirse también “muchas de las fincas afectadas si así le interesase a los propietarios”, según Resolución de 5 de junio de 2009 del Secretario General Técnico de la Consejería de Obras Públicas y Transportes, lo cual también es un reconocimiento de la vulneración durante el procedimiento expropiatorio en el Modificado nº 1 del artículo 15 de la Ley de Expropiación Forzosa de 16 de diciembre de 1954 “sobre la necesidad concreta de ocupar los bienes o adquirir los derechos que sean estrictamente indispensables para el fin de la expropiación”. Y eso que, dada la insuficiencia de funcionarios públicos en la Consejería, ésta adjudica contrato de gestión del procedimiento de expropiación forzosa de la Travesía a “técnicos expertos” de la empresa sevillana Agua y Estructuras, S.A. (Ayesa) en julio de 2007 por 237.402,56 euros, con un presupuesto base de licitación de 339.486 euros. ¿Acaso no es otra travesura el pretender incluir en un modificado de un proyecto incorporado al Convenio de carreteras Canarias-Estado otros dos que no pertenecen al mismo mediante una expropiación forzosa que, aunque conveniente, no es ni necesaria ni estrictamente indispensable, eludiendo así sus procesos de licitación y adjudicación y desestimando otros procedimientos más ágiles de cesión o venta voluntaria de los terrenos?

El 3 de febrero de 2009 se inauguró con una variante de nuevo trazado en San Sebastián de La Gomera el Acceso a La Lomada, de menor importancia que la Travesía de Hermigua y por el que el Sr. Curbelo mostró siempre un interés desmedido. Dicho acceso de 2.500 m. de longitud, con altos paredones de piedra, con dos carriles y otro para vehículos lentos, con acera de 2 m. y ocho miradores, precisó expropiar 58.146 metros cuadrados de 56 fincas. Ignoro el costo de las expropiaciones, pero dicen que el monto total de la obra fue de 6,6 millones de euros, o sea, 113,5 euros por metro cuadrado expropiado, una minucia comparada con los 688,4 euros de la Travesía de Hermigua, aunque la adjudicó la Consejería de Infraestructuras, Transportes y Vivienda por 4.764.780 euros a una UTE de la que formaban parte, al igual que en Hermigua, las empresas Construcciones Darias, S.A. y Pedro Luis Darias, S.L., cuyos principales dueños, naturales de San Sebastián de La Gomera, ni eran ni son desconocidos del Sr. Presidente del Cabildo. ¿Será travesura una vez más tan descomunal diferencia como para sextuplicar el costo de ejecución de la obra en Hermigua?

Y es que 30,6 millones de euros no son cuatro perras, y es mucha “manteca” que puede beneficiar a otras personas distintas de los habitantes del norte de la Isla y, por supuesto, a los hermigüenses, aunque no tanto al verse perjudicados con el muro divisorio de equilibrio inestable. Si hace más de medio año ya se había ejecutado o gastado la tercera parte en cinco meses desde el inicio de la Travesía de Hermigua, ya debe quedar poca guita. Quizá por eso, al día siguiente de aprobarse el Decreto 90/2009, de 30 de junio, el Sr. Curbelo saltó a la palestra en todos los medios de comunicación a su alcance pidiendo celeridad e integración medioambiental en la Travesía. ¿Que motivo despierta ahora ese interés tardío del Sr. Curbelo? ¿Acaso teme que no se iluminen los túneles de San Sebastián? ¿O trata de redimir su responsabilidad en las décadas de marginación norteña y, concretamente, de la villa de Hermigua? Yo le aconsejaría al Sr. presidente del Cabildo gomero que no sea travieso para que no le malentendamos y se lea detenidamente el Decreto 90/2009, sobre todo en los párrafos siguientes: “La obra no puede iniciarse hasta que exista la plena disponibilidad del suelo, con lo que la demora por la tramitación del expediente expropiatorio sería superior a 2 años”. “Ahora bien, la experiencia del Servicio de Expropiaciones de la Consejería de Obras Públicas y Transportes en la tramitación de expedientes administrativos semejantes, hace previsible que la estimación teórica citada en el párrafo anterior pueda extenderse hasta los 4 años, debido a las vicisitudes que se producirán durante la instrucción, con el consiguiente perjuicio para el interés general”.

Esto es muy grave, porque cuatro años para iniciarse la obra del Modificado nº 1 (me refiero al propiamente dicho, que afecta a 102 fincas) son muchos años, y ello en el supuesto de que no sufra más dilaciones por intervención judicial, debido a las travesuras de que ha sido objeto el Modificado nº 1 de la Travesía de Hermigua. A veces también se pagan las travesuras, y si que pagarlas hay estas, pagaremoslas.

Amalahuigue

1 comentario:

Hector Bayoll dijo...

Muy bien, mi querido amigo. Continue.
Se entiende todo; para el que lo quiera entender.
Seguramente al pueblo gomero, lo tienen comprado esta familia de psoefilibusteros.

Hector