Don Antonio Castro, consejero de Obras Públicas y portavoz del Gobierno Autónomo canario, ha comunicado que su Gobierno ha aprobado un gasto de 5.230.000 euros para “fomentar” el transporte terrestre de viajeros en el Archipiélago durante dos años, de lo que se destinan a La Gomera solo 111.863 euros, o sea, una nimiería de 55.931 euros por año si lo comparamos con la mitad de los 800.000 euros de subvención para que Binter Canarias enjuague el déficit de los pocos que utilizan sus líneas con el Aeropuerto de La Gomera o con los casi 47.000.000 de euros para dos Centros de Atención Especializada en Tenerife, e incluso ¿porqué no?, con los 45.000 euros presupuestados para dos simples marquesinas en San Sebastián (El Molinito) y Alajeró o los 258.000 del muro frente al restaurante El Silbo en Hermigua.
Lo que puede ser complicado es la aclaración de esas excesivamente encarecidas marquesinas y muros ya que el presidente del Cabildo Insular de la Gomera no parece que haya dado a los gomeros explicaciones de ello, a los mismos gomeros a quienes dijo, según la prensa, les había robado la empresa concesionaria del transporte terrestre de viajeros con “las fechorías de Eugenio Chinea” o los Contrato-Programas de Transportes con los que también tienen algo que ver las marquesinas. ¡Cambalaches!, puros cambalaches de “hermosura” como en todas partes donde cuecen habas, y con Dimas Martín “por casualidad” entre rejas, a pesar de sus poderosas “sintonías”.
Aunque sea poco probable dada su condición de aforado, donde pudiera ser que diera alguna explicación el senador y presidente del Cabildo de La Gomera, Sr. Curbelo, es en el Tribunal Supremo para aclarar si el Sr. Chinea es un ladrón, como dicen que dijo, y si dicho Tribunal admitiera a trámite la querella que le interpuso este señor el pasado 23 de diciembre de 2004, cosa que dudo por la coraza senatorial. Claro, que si la acusación pública de “robo”, entendida en el sentido metafórico sin entrañar violencia, fuera cierta y don Casimiro Curbelo hubiera tenido pruebas y conocimiento de ello, presuntamente encubrió el supuesto hurto u estafa de la empresa de transportes de La Gomera a “todos los ciudadanos de la Isla”. En caso contrario, el alto Tribunal habría de dirimir esa querella por injurias y calumnias como en Estado de Derecho debería corresponder. Puestos aquí, uno piensa si aquellas marquesinas tan costosas tendrán algo que ver con ese “robo” manifestado el 23 de diciembre de 2003 ante medios de comunicación. Y en “robos” de dinero público también tendrán alguna responsabilidad quienes dejan robar, negligentemente o en connivencia, lo que es de todos y no suyo.
Pero esta no es la primera vez que don Eugenio Chinea lleva ante los tribunales de justicia al Sr. Cubelo. Ya lo hizo en otra ocasión, tras ser detenido, cuando el presidente del Cabildo era alcalde de San Sebastián y le costó la “chironada” su cargo público por Sentencia firme a pesar de los cólicos, pero entonces ni don Casimiro era senador ni don Eugenio tan rico como ahora para afrontar los gastos jurídicos de tal querella.
En fin, que ya veremos si pasa el agua por las borrajas. Sea como sea, lo que si me parece es que, después de esta, don Eugenio puede despedirse de la medalla que el Cabildo concede a algunos que en La Gomera se hicieron ricos, muy ricos, sorprendentemente ricos a su sombra, tras bendecir el ex ministro Solchaga la vaselina española de enriquecimiento facilón.
Gomera 21 29/12/04 Amalahuigue
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