Sobre el descontento de los alcaldes de La Gomera con una comparecencia judicial.
Como hemos podido apreciar por diversas actuaciones, parece ser que el Ilmo. Sr. Juez del Juzgado de Instrucción nº 1 de San Sebastián de La Gomera se ha interesado porque la Isla no se convierta en un basurero incontrolado y, como debe ser, se respeten las leyes comunitarias, estatales y autonómicas. En consecuencia, su Señoría decretó en el mes de julio del pasado año el cierre del vertedero de Punta Aválos, del que la Comisión, tras el apercibimiento en enero de 2003, decidió presentar un recurso contra España ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
El Cabildo sustituyó provisionalmente dicho vertedero por el de Punta Sardina hasta la conclusión del complejo de El Revolcadero que, según el consejero de Medio Ambiente y Política Territorial responsable de su construcción, Augusto Lorenzo, se finalizaría en el mes de septiembre de 2003 y cuya instalación, tras un estudio encargado por el Cabildo en 1989, fue decidida ya hace ocho años, desde 1996, y que no parece contar tampoco con el “agrado” de la Comunidad Europea.
Como El Revolcadero con grandes deficiencias, dicen que aún no se ha terminado completamente pese a las manifestaciones en contrario de la Conserjería de Política Territorial y Medio Ambiente del Gobierno Canario, el Sr. Juez, a instancias de la Dirección General de Salud Pública de dicho Gobierno (que vengan a mirar, por cierto, donde han ido a parar los excrementos producidos en la cuadra del Cabildo en el caserío de El Cedro y de donde se toma el agua “potable” de Hermigua), ha ordenado el cierre ahora de todos los vertederos municipales ilegales en la isla.
No obstante, el Sr. Juez parece que ha considerado favorablemente los recursos de algún ayuntamiento y del Cabildo en un posterior Auto suspendiendo el cierre de dos vertederos provisionalmente durante tres meses, “en aras de la protección del bien superior”, tiempo en el que pueda ponerse en funcionamiento el complejo medioambiental de El Revolcadero. O sea que después de quince años “mareando la perdiz”, como dijo el Sr. Curbelo, “el que no se ha escondido, tiempo ha tenido”, pero… ¡esta vez sin trampas, don Augusto!. ¿Sin trampas? Ja, ja, ja… Será complejo... ¿Complejo?.
Pues... ¡a esconderse!, que el juego del escondite está “políticamente” muy bien visto y practicado, y políticos son los que en el de la basura gomera participan. Casimiro agregó que no había visto nunca tanta “preocupación y miedo por un asunto”. ¿Miedo quienes? ¿La Institución cabildicia? ¿Los encargados de la cuadra cobrando el sueldo de “bobilis-bobilis”? ¿Los ayuntamientos que gestionan aguas “potables” y tiran sus basuras ilegalmente? ¿O quienes arriesgan su salud en la isla? A mí quien me parece amedrentado por la insalubridad de tanto vertedero ilegal es el Ilmo. Sr. Juez tratando de evitar que esta situación de riesgo se prolongue. Su paciencia en firme propósito de lograr el respeto a la legalidad, al que también deben estar sujetos los organismos públicos, me parece evidente. Seguramente, su obligación no es otra.
En fin, otro “cambalache” más este de la basura en la isla de La Gomera, cual poliarquía con la pelota saltarina de un lado a otro, que pone de manifiesto una gestión funesta y execrable durante tantos años de los distintos responsables de la misma, en una “tomadura de pelo” que condujo a una especie de callejón sin salida. Bueno, según dicen, con una única salida, que no es otra que seguir arrojando “mierda” descontroladamente, en principio durante tres meses como máximo, en solo dos verteros incontrolados, en Agulo y Valle Gran Rey. El Sr. Curbelo se congratula de ello y el periódico El Día también, dedicando nada más y nada menos que todo un editorial para expresarlo, sin ningún atisbo de solidaridad que implique el traslado de la basura para un vertedero como Dios manda en otra isla, salida esta que otras voces han señalado. Pues yo, sinceramente, no me congratulo en absoluto, porque sigue en riesgo la salud de quienes vivimos en La Gomera.
Algunos de los alcaldes gomeros no arriesgan su salud porque normalmente viven en otra isla, donde les retienen diferentes ocupaciones oficiales prioritarias. No obstante, según publicó el pasado 19 de febrero el Diario de Avisos, sin mala fe, el Juez llamó a todos ellos para tomarles declaración como imputados responsables de arrojar las basuras municipales en los vertederos incontrolados, sin que ello implique ser tratados como delincuentes en ausencia de sentencia firme, sino simplemente como cualquier otro ciudadano imputado de la presunta comisión de un delito, con sus posibles exenciones, atenuantes y agravantes.
Pero los alcaldes de La Gomera expresaron su malestar por el trato recibido en el Juzgado de Instrucción nº 1 de San Sebastián, presentando una queja formal ante el órgano competente. ¿Acaso desconocen de la independencia de los jueces en el Estado de Derecho? ¿Qué esperaban, pues? ¿Alfombras mullidas? ¿Qué les llevaran en parihuelas, como a los caciques de tribus ancestrales, o bajo palio? ¿O tal vez ser objeto de pleitesía judicial? Y es que lo que si da la impresión es de que hay alcaldes prepotentes y ufanos, con más “poliada” en los sillones consistoriales que don Antonio Castro en los de las consejerías del Gobierno Canario, que confunden los juzgados con los ayuntamientos.
La continuidad excesiva de los alcaldes en sus cargos hasta perder el pelo con el paso de los años, que sepamos, no les hace delincuentes, solo mirlos blancos y caciques del voto. ¿O no?
Amalahuigue
No hay comentarios:
Publicar un comentario