Hay perros y perras que ladran. Perras que desaparecen, perros que muerden y perras que son mordidas, o al revés. Y gatos que maúllan....hasta que mueren.
Ha sido objeto de denuncia que el pasado 25 de abril la muerte acabó con los maullidos, mordidas y ladridos de un montón de animales en Valle Gran Rey. La muerte de esos perros y gatos llegó a este pueblo gomero en una especie de asesinato colectivo. Dos estudiantes que creen “firmemente en los Derechos Humanos” denunciaron aquí, en Gomera21, el “abuso indiscriminado a los animales”, señalando prácticamente con el dedo al supuesto responsable, cuyo “comportamiento es conocido por todos los habitantes del municipio”, dicen, mientras “las autoridades se tapan los ojos”.
Pero los animales, ya sean perros, gatos, toros, terneros o peces, no tienen derechos como los humanos en la sociedad actual. Tampoco los niños en la provincia canaria de Santa Cruz de Tenerife los tienen todos, a juzgar por la denuncia de Begoña Barras, presidenta del Foro contra la Violencia, de más de cien casos de abusos a menores, archivados a pesar de la existencia de pruebas, con las “autoridades competentes” en el más profundo de los sueños. Y también aquí, en Gomera21, se ha relatado algún caso concreto de abusos y malos tratos infantiles, con sus presuntos responsables y encubridores, como el Sr. López, de infausto recuerdo delegatorio del Gobierno Español en Canarias para algunos, enormemente preocupado por la delincuencia de los menores como victimarios. En España, como los perros, hay niños que no importan. No votan y no tienen institutos que los defiendan en el Estado social y democrático de Derecho que propugna también a la igualdad y a la justicia como valores superiores de su ordenamiento jurídico, a pesar de esa Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, de obligado cumplimiento. Pero, al fin y al cabo, ni los perros son niños, ni los niños son perros.
En Chile, sin embargo, Bobby, un dócil pastor alemán de seis años, no tuvo la misma suerte. Bobby se encontró con el juez Ribera, titular del Juzgado 12º del Crimen de Santiago, quien procesó a su dueño, Rafael López, por maltratarle con una barra de hierro. Rafael, tras cinco días de detención, fue puesto en libertad por “no tener dinero ni apoyo familiar”, pero a sus 68 años pueden caerle 18 meses de cárcel cuando termine el proceso. El malherido Bobby, después de ser diagnosticado en la Clinica Veterinaria de Independencia como “paciente deprimido, sin alteraciones neurológicas y con múltiples heridas corto punzantes en la región temporal”, quedó al cuidado de los carabineros hasta que se decida sobre su posible adopción. La exuberante presentadora chilena del programa de televisión “La ley de la selva”, Jeannette Moenne-Loccoz, dijo incluso que “Bobby merece una familia que lo quiera”. También los niños judicialmente “despaternizados” la merecen, pienso yo.
Quien no tiene carencias económicas, a pesar de sus sustanciosas cuentas bancarias congeladas en las Islas Bermudas, es el aforado ex presidente chileno don Augusto Pinochet Ugarte, cuando la Comisión Nacional sobre la Tortura acaba de recopilar a lo largo de seis meses treinta mil testimonios de tortura durante sus dieciséis años de dictadura, de los cincuenta mil que algunos aseguran que existen, con más de 3.000 muertos y 1.197 “desaparecidos” entre estos. Ya el Sr. Pinochet “disfrutó” de 42 días de arresto domiciliario en la finca de Los Bolos, no como autor sino como presunto encubridor de “La Caravana de la Muerte”, que produjo de sur a norte del país unos 75 asesinatos con nombres y apellidos. Pero Pinochet, que goza de inmunidad como ex gobernante, se libró al suspenderse ese proceso, para el que había sido desaforado, cuando un equipo médico le dictaminó una “demencia vascular subcortical moderada”, ratificada por la Corte Suprema el 1 de julio de 2002. Análogamente a los “estigmas” presidenciales españoles, dicha “demencia progresiva e incurable” lo eximió el pasado año de comparecer en el juicio por el asesinato en Argentina del general Carlos Prats y su esposa, y en el de la “ratonera de la calle Conferencia”, por la “desaparición” de 10 dirigentes del Partido comunista. Han prevalecido los derechos de la “autoridad demente” sobre los de los desaparecidos y asesinados con mas de 160 querellas, que hay quienes califican de revanchistas.
No obstante, el pasado noviembre con ocasión del 88 cumpleaños del ex dictador, el Canal 22 de Miami emitió una lúcida entrevista suya que dejaba de manifiesto una excelente memoria y clarividencia, de la que carecen casi siempre quienes llegan a esas edades. Allí protestó, con ímpetu, diciendo: “¿A quien pido perdón? Muchos dicen que hay que pedir perdón ¿de que? ¿De que voy a pedir perdón? ¿De que una vez trataron de asesinarme en el Cajón del Maipo, que me atacaron por todos lados, murieron cinco guardias.....? ¿Se han olvidado de eso? ¿Se han olvidado las veces que me pusieron bombas cuando aterrizara, etcétera? Se han olvidado de muchas cosas, pero hay que recordarlas también. ¿Perdón? ¿de que?. Perdón de que íbamos a transformarnos en otra Cuba. ¡No! Por eso, el perdón tienen que pedírmelo ellos a mi”.
Si, también dicen que por eso, para impedir evitar otras posibles dictaduras “a la cubana” como la de Fidel Castro, se montó la “Operación Cóndor” por Manuel Contreras, jefe de la DINA chilena, en asociación con los servicios de “inteligencia” de otras dictaduras del cono sur americano, como Argentina, Paraguay, Uruguay, Bolivia y otras, al objeto de eliminar cientos de vidas en todo el Mundo en un terrorismo de estado, que el abogado defensor de Pinochet, Ambrosio Rodríguez, equipara con el acuerdo antiterrorista de la Unión Europea.
Al mes siguiente de la citada entrevista y como consecuencia de la misma, los abogados querellantes, Eduardo Contreras, Sergio Concha y Francisco Bravo, pidieron el desafuero del dictador para que pueda ser juzgado por su responsabilidad con las muertes y acciones represivas de la Operación Cóndor, que investiga el magistrado Juan Guzmán Tapias.
Mientras más de un millón de cubanos se manifestaban sin hostilidad en El Malecón de La Habana en protesta por el endurecimiento de las medidas contra ellos del Gobierno de George W. Bush, la Corte de Apelaciones de Santiago de Chile dirimía sobre el desafuero de Pinochet, decidiendo finalmente aplazar su veredicto quince días.
Sería deseable que Fidel Castro no muera en primera fila luchando por la defensa de su patria, como dijo el viernes en su proclama de El Malecón, pero si que se marchara, que ya ha cumplido años para eso. Tampoco es plausible que se encarcele a Augusto Pinochet, con casi un siglo a sus espaldas, pero si que la justicia esclarezca los hechos y responsabilidades, para que sepamos quien y quienes, al menos, han de ponerse de rodillas pidiendo perdón a los muertos y torturados. Aunque las somnolientas “autoridades” canarias aún no tienen hombros de vejez suficiente para que no puedan cargar “justamente” con sus culpas.
Amalahuigue
11 de febrero de 2006
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2 comentarios:
Muy buen post, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)
Felicitaciones, muy interesante el articulo, espero que sigas actualizandolo!
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