LA BACINILLA
Ese recipiente que acostumbra usarse como artilugio para las micciones desde el propio lecho nocturno entre dorados sueños y pesadillas, también parece ser de utilidad en las meadas políticas seudo democráticas.
En efecto, a principios de este verano, el Sr. Presidente del Cabildo Insular de La Gomera, una isla canaria a medio camino entre Toledo y Malabo, dijo que el Sr. Alcalde de su capital “llevaba mucho tiempo meando fuera de la bacinilla”. La verdad es que yo casi miro sin ver y veo sin casi mirar esa aparente amenaza por apartarse de los deseos del “jefe”, a quien debería ser absolutamente independiente de cualesquier otro organismo que no sea su propio Consistorio, solo sujeto al cumplimiento de la legalidad que le ataña como ciudadano y como alcalde del municipio, elegido por los votos de los listos y de los tontos, de los que saben y de los que ignoran, de los convencidos y de los que dudaban, de los engañados y de los que no, de los votos en conciencia y de los “comprados”, de los favorables y de los contrarios, de los de acá y de los de allá, de vivos y muertos, de hombres y mujeres, de dignos y adulones, que de todo eso ha existido por esos mundos de Dios.
Y no crean que es fácil ser “jefe”: muchas veces hay que “colocar” a costa del erario público a familiares, amigos y allegados, para arroparse con el poder en confianza e incluso hacer frecuentemente de decapitador. El “jefe” precisa su bacinilla para que todo el mundo deposite el excremento urinario dentro de ella, sin que se escape, a ser posible, ni una sola gota fuera.
Por eso el Secretario General de la Coalición Canaria, esa agrupación de partidos que cogobierna por mayoría de votos en el Archipiélago, dijo al elegido Presidente del Partido Nacionalista de Lanzarote: que si no dimitía le echaba. Parece ser que este Sr. orina fuera de la bacinilla pidiendo a la Coalición el cumplimiento de los burlados acuerdos preelectorales. Y el Sr. Paulino Rivero está dispuesto a poner a comer hierba al Sr. José Carlos Becerra a pesar de su valía, ya que fue miembro del Gobierno Canario. Y es que la bacinilla está para mear dentro, independientemente de los acuerdos desacordados, como hace el otro Sr. Castro, el Cordobés, don Antonio el palmero, años y años “pegado” al sillón gubernamental y con la bacinilla debajo de su pirindola.
Este año hemos contemplado otras bacinillas, como allá por Marbella la del Sr. que exhibía su hombría con besos a la tonadillera sobre flamante coche de caballos y que fue desbancado de su alcaldía por los concejales que apuntaron fuera de su bacinilla para mear dentro de la del valedor del camarero y fundador de su propio partido: el GIL.
¿Y que les parece lo de las bacinillas de la Asamblea Madrileña?. Ahí hemos contemplado meadas por doquier, de los unos y de los otros, dentro, fuera y en todas direcciones. Algunos incluso mearon hacia arriba, terminando empapados por la líquida excreción. ¡Hasta doña Cristina Alberdi no apunta bien con el chorro!.
Ahora volverán a elegir... a los mismos, por aquello de la “confección” de las listas. Me pregunto por qué siempre son estos alardeadores de su condición de “demócratas” los que tienen las bacinillas y se aferran a ellas. En fin, son cosas de la suspicaz democracia española, una partitocracia de “democráticos” partidos.
No obstante, también ocurren excepciones casi únicas de abandono de bacinillas de poder público, como ocurrió con el recién fallecido centenario D. Ramón Serrano Suñer. También el Presidente del Gobierno del Estado Español, D. José María Aznar López, acaba de reiterar el firme propósito de cumplir con sus compromisos, mostrando su intención de abandonar la bacinilla que también posee, lo que evidentemente le diferencia de los cantamañanas políticos que no cumplen con lo que dicen, prometen o acuerdan. Una renuncia prácticamente insólita en la España democrática.
Y el presidente señaló con el dedo, entre varios, a su delfín, al que llamó “líder” que, en medio de toda clase de lisonjas y parabienes, propuso para sucederle.
El nombre del elegido, D. Mariano Rajoy, se expandió como una nube por la piel de toro, impidiendo ver otra cosa. Una nube oscura como el “chapapote” del batiscafeado Prestige, que aún sigue en el fondo de los mares contemplando el “peloteo” entre engañantes y engañados y derramando sus aún líquidos excrementos contaminantes sin bacinillas que los recojan.
La Junta Directiva Nacional del Partido Popular ha ratificado como su candidato a la Presidencia del Gobierno de España al Sr. Rajoy por práctica unanimidad, con el voto en blanco, probablemente, del propio candidato que no precisaba votarse a si mismo. Por tanto, con la excepción señalada, todos y cada uno de los más de medio millar de miembros de la Junta Directiva del PP votaron según los deseos del Sr. Aznar sin que absolutamente ninguno de ellos, con lágrimas o sin ellas, sintiera la más mínima debilidad o simpatía por cualesquiera de los otros barajados y sus gestiones que les permitieran echar unas gotas fuera de la bacinilla.
Y es que las bacinillas de las democracias partidarias siempre están para mear dentro. Entonces yo me pregunto: ¿Y si el propuesto para candidato no fuera legalmente intachable?.
Gomera21 Amalahuigue
10 de febrero de 2006
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