11 de febrero de 2006

Cambalache



Siglo veinte, cambalache problemático y febril
el que no llora, no mama,y el que no afana es un gil.
Dale nomás, dale que va,que allá en el horno nos vamo a encontrar.
No pienses mas, echate a un lao,que a nadie importa si naciste honrao.
Que es lo mismo el que labura noche y día como un buey
que el que vive de los otros,
que el que mata o el que cura o esta fuera de la ley.
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Así terminaba el pasado siglo Enrique Santos Discépolo el tango que estrenó el mismo año que moría en Medellín el cantante Carlos Gardel, quien, tras popularizar “Yira, Yira”, le pedía casi a gritos: “Enrique, hacéme tangos menos tristes”. Pero Discépolo le respondía en la pesimista Argentina de la “década infame” de los treinta, donde sus canciones eran como himnos populares contra la injusticia social de los “descamisados” de Evita, que “el tango es una guiñada, un sentimiento triste que se baila”. La vida de Enrique Santos Discépolo acabó pronto, tras la primera mitad del siglo veinte, pero su “Cambalache” continúa ahí para bailarlo tristemente, también ahora en la Argentina del hambre mortal de Tucumán, con dictaduras, democracias y corralitos. En Argentina y también en España sabemos ya de cambalaches, legales o no.

Parece ser que de allá, del sur de América, vino un Magistrado con un sueldo vitalicio por unos cortos servicios al indultador Presidente cuatrimesino Héctor Cámpora, para, ante la inviabilidad de un archivo a esas alturas del proceso, decirnos que el declarar en la Sala Segunda del Tribunal Supremo era un “estigma” para un Ex Presidente español que ha dejado vacío sin renuncia su sillón en el Congreso de Diputados.

El Ex Presidente, Don Felipe, es de suponer que cobra su sueldo por ese escaño asignado sin usar y sin que el dinero que paga el Estado Español (nosotros) sea empleado para el fin por el que es otorgado.

Ahora, sin que sepamos si han devuelto sus sueldos “de balde” durante muchos años a los estados argentino y español Vacigalúpo y Felipe González, el Cabildo de La Gomera, tras la huelga en el transporte terrestre de autobuses, acuerda que Servicio Regular Gomera, S L, devuelva 1’15 millones de euros por no estar suficientemente acreditado que fueron destinados a la finalidad para la que se otorgaron, tal y como debe ser. El Gerente de la empresa asegura que el Cabildo le debe no sé cuantos miles de euros en relación con el Contrato Programa, por la prestación de servicios, según http://www.gomera21.com/noticia.php?n=1017&i=, pero la Institución dice que no lo paga.

Cuando una vez leí, hace años, sobre la subvención de 200 millones de pesetas para la adquisición de seis guaguas, ya pensé en la posibilidad de los “cambalaches”. Y ahora parece que el Sr. Don Eugenio Chinea se ha hecho rico, muy rico con La Gomera y sus autobuses, como otro de gran estima a quien el mismo Cabildo acordó la imposición de una póstuma medalla. Quizá algún día “Ñito”, el acaudalado empresario del trasporte regular de viajeros en la isla, también reciba otra insignia, aunque, si el Vicepresidente de esa institución pública se pusiera a escarbar bajo las medallas… tal vez nos llevaríamos alguna sorpresa.

¡Cambalaches, cambalaches y más cambalaches!

Amalahuigue

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